definición de la Rae

Desacato. (De desacatar). 1.m. Falta del debido respeto a los superiores. 2.m. Irreverencia para con las cosas sagradas.
La literatura o es desacato o no es nada (creo)

martes, 2 de diciembre de 2014

Deporte y desprecio


Yo tenía 16 años y mi pueblo recibió un regalo inesperado; un equipo de baloncesto de primera división. Era el mejor juguete quen podríamos tener en aquellos tiempos gloriosos, cuando nos pasabamos las tardes de verano, y las de invierno, incluso con nieve sobre la cancha del instituto, echando partidos inacabables. Teníamos dos jugadores americanos, Leonard Mitchel y Ben McDonald. Cuando Ben colaba un triple, algo muy frecuente, todos los chavales gritábamos al unísono: Ben Ben Ben Mcdonald. Al año siguiente, en COU, dos jugadores del equipo estaban en nuestra clase. No recuerdo sus nombres, sí su altura: 2.05 y 1.96 respectivamente. Nuestra clase ganó aquel año la liguilla del instituto. Yo era el base y mi entendimiento era perfecto con el Sr 2.05 y el Sr 1.96. Todo el instituto venía a ver nuestros partidos porque los alley oops eran memorables. Nunca he sido más popular.
Pero aquel mismo año el sueño se acabó. Y no porque nuestro flamante equipo de primera bajara a 2ª, aunque perdía más partidos de los que ganaba, sino porque en una ocasión se generó en el pabellón una situación de extrema violencia, absolutamente injustificada. Mis vecinos, mis paisanos, de repente parecían haber enloquecido por un estúpido lance del juego. Todo el campo empezó a gritar contra el equipo contrario, gritaban las barbaridades más obscenas. El problema es que ese tipo de comportamiento parecía lo normal en un campo de juego. La violencia, el desprecio, eran lo normal. Nunca más he vuelto a pisar un estadio deportivo. El muchacho asesinado ayer es hijo de toda esa gente que amenaza de muerte al arbitro y al equipo contrario como un ritual normalizado de la horda, sostenido por un odio y un sectarismo injustificables. Lo que más me gusta del alpinismo, creo, es que no hay espectadores. Sólo silencio y minerales. Pero echo de menos aquellos tiempos. Sobre todo a Leonard y a Benn, que tanto nos hicieron soñar, y cuyo arte me parece incompatible con la fealdad histérica de la violencia.