definición de la Rae

Desacato. (De desacatar). 1.m. Falta del debido respeto a los superiores. 2.m. Irreverencia para con las cosas sagradas.
La literatura o es desacato o no es nada (creo)

jueves, 12 de julio de 2012

Aplausos


Los mismos que aplaudieron la guerra de Irak aplauden  ahora los recortes. El sufrimiento de otros les debe parecer un espectáculo divertido. Nos llevaron a  aquella guerra con mentiras y nos llevan a este desastre con falsedades. Nadie ha pedido disculpas por los miles de muertos, las ciudades arrasadas y el petróleo en manos de quien lo merece. Disculpas no, aplausos. La hija de Carlos Fabra insulta a los parados mientras su padre los fabrica con sus corruptelas (presuntas) y su mediocre gestión de los recursos públicos, como ese aeropuerto sin aviones y sin alma que él, como un Prometeo taimado y absurdo, volvería a levantar a mayor gloria de la estética cleptómana ¿Disculpas? ¿vergüenza? No, aplausos, más aplausos. El mismo señor que se quejaba amargamente por la subida de las chuches a los niños, gracias a un incremento del IVA en 2010, lo sube ahora sin sonrojarse y sin que se le mueva un centímetro el alma, él, que no dijo ni media palabra cuando las bombas caían sobre Irak, bombas que mataban niños y chuches conjuntamente.
¿Por qué aplauden éstos? En Italia, la ministra de bienestar, Elsa Fornero, no pudo contener las lágrimas al anunciar unos recortes que iban a causar el sufrimiento de mucha gente. ¡Qué lamentable muestra de debilidad¡ Aquí no sólo no se llora, sino que se disfruta, se jalea y hasta la burla del dolor está  permitida, todo sin complejos. ¿Qué nos impulsa al aplauso en situaciones así? Una inmoralidad absoluta, en primer lugar, por supuesto. Pero sobre todo, el sentimiento de victoria. Aplauden la derrota del estado del bienestar y el paso triunfal de las juntas de accionistas sobre la democracia. Los generales romanos, cuando entraban en un Capitolio enfebrecido por una victoria reciente, llevaban a su lado un subalteno que les recordaba una frase preventiva, profiláctica: memento mori, recuerda que eres mortal, con el objeto de que no se envaneciesen. Eran otros tiempos, otras costumbres. Ahora, los subalternos paniaguados jalean al jefe mientras éste balbucea torpes mentiras, tras haberse bajado los pantalones en Berlín.