definición de la Rae

Desacato. (De desacatar). 1.m. Falta del debido respeto a los superiores. 2.m. Irreverencia para con las cosas sagradas.
La literatura o es desacato o no es nada (creo)

martes, 6 de diciembre de 2011

Toni Judt se despide de ustedes

Existe un momento en que la muerte deja de ser una palabra ajena y una imagen ajena. Es cuando viene a por nosotros, de frente, desnuda y  a por todas. En ese instante se pueden cerrar los ojos y procurar evitarla, como hace el criado Dayoub, de Las Mil y Una Noches, que huye desde Bagdad a Ispahan para escapar de ella, sin éxito. La otra actitud es la del emperador Adriano, según dice Yourcenar, quien busca entrar en la muerte con los ojos abiertos, apurando hasta el fondo la intensidad y el flipe de ese último momento.
El historiador Tony Judt pertenecía a esta estirpe. Su tragedia particular consistió en que ese instante se alargó durante meses debido a una enfermedad degenerativa. Le tocó entrar en la muerte con los ojos abiertos, postrado en la cama, con el cuerpo paralizado y una mínima posibilidad de comunicación verbal. Pero en vez de desesperarse, Judt tuvo el coraje, la paciencia y  lucidez de dictar unas memorias extraordinarias (El Refugio de la Memoria, Taurus 2011). Lo que más llama la atención en ellas es la ausencia de amargura, de queja, por su situación irreversible, y la certeza de que convirtió esa enfermedad en una oportunidad para mirar el mundo desde otro lugar. Sólo algo parecido a un lamento aparece puntualmente en esas páginas:

"Tal vez la consecuencia más desalentadora de mi enfermedad actual (...) es la conciencia de que nunca más volveré a subir a un tren"

Un tipo que nunca más volverá a subir a un tren, ni a hablar con nadie (las dos cosas que más le gustaban) elabora sin embargo esta exigente reivindicación de la palabra colectiva:

"Cuando ya no soy libre para ejercerla yo mismo, aprecio más que nunca lo vital que es la comunciación para el bien común: no sólo el medio mediante el cual vivimos juntos, sino parte de lo que significa vivir juntos. La riqueza de palabras en la que me crié era un espacio público por derecho propio; y de espacios públicos adecuadamente conservados es de lo que carecemos hoy. Si las palabras se deterioran, ¿qué las sustituirá? Son todo lo que tenemos."

Hasta el último instante, Judt esquivó el ensimismamiento. No sólo entró en la muerte con los ojos abiertos, sino también con las ventanas abiertas: allí afuera el mundo seguía su curso y Judt era parte de él. Su lucha por la necesidad y la dignidad de lo colectivo, de la democracia, son de una rabiosa actualidad. Tony Judt era un 15M:

"Sobre todo, como se mide el grado de esclavitud en el que una ideología mantiene a un pueblo es por la colectiva incapacidad de este para imaginar alternativas. Sabemos perfectamente que la fe sin límites en los mercados desregulados mata (...)".

Ese es el mundo en el que estamos, en el que no está. Desde que se ha ido las cosas no han hecho sino empeorar. Los mercados desregulados siguen matando, las palabras se deterioran, y los gobiernos incrementan sus arsenales por si llega el momento de tener que disparar contra sus pueblos. Así Grecia, cuyo única partida presupuestaria no recortada es la de los tanques.
Las últimas palabras de su libro hablan de una de las pocas libertades que nos van dejando, o la última, si no le ponemos remedio: la del deseo. O quizá no, quizá la libertad de desear libremente es la primera que nos niegan. Desde niños somos programados para desear sólo aquello que conviene al poder. ¿Qué es la industria publicitaria, sino una inmensa maquinaria programada para dirigir nuestros deseos, para mantenerlo en los mezquinos límites de sus intereses? En cualquier caso, volviendo a Judt, hay un momento en que el último deseo, el deseo final, es también una declaración de principios:

"No podemos elegir donde iniciamos nuestra vida, pero podríamos finalizarla donde quisiéramos. Yo sé dónde estaré: yendo en ese tren minúsculo a ningún sitio en particular, por siempre jamás"

Cuando acabas el libro, vuelves a mirar la foto de la solapa y no puedes sino darle un beso en la calva a ese tipo, aTony Judt.


        
                                            

http://www.elpais.com/articulo/reportajes/legado/Tony/Judt/elpepusocdmg/20100926elpdmgrep_7/Tes

No hay comentarios:

Publicar un comentario