definición de la Rae

Desacato. (De desacatar). 1.m. Falta del debido respeto a los superiores. 2.m. Irreverencia para con las cosas sagradas.
La literatura o es desacato o no es nada (creo)

sábado, 9 de noviembre de 2013

Campos

Escribía Michel Ugarte, hijo de exiliados republicanos, que en el contexto de los años 30 y 40 la palabra campo era siniestramente polisémica. Aludía por un lado a la naturaleza libre, quizás también a la tierra cultivada, a los sembrados, pero al mismo tiempo a lugares de muerte y cautiverio, es decir, a campos de concentración. Hablaba, por supuesto, de Max Aub, y de su inolvidable serie novelesca El laberinto mágico, cada una de cuyas novelas posee un título encabezado siempre por esa palabra: campo. Asi Campo abiertoCampo de los Almendros o Campo francés, siendo esta última la que trata más directamente la temática concentracionaria. Todo un género, sin duda, un género que en Europa occidental tiene autores señeros como el propio Aub o Primo Levy, superviviente de Auswitz e incansable luchador contra todo tipo de barbaries. El mismo Levy, preguntado sobre ese extremo, advertía de las diferencias entre Auswitz y el Gulag estalinista, ambos infernales pero todavía más el primero, en tanto que no buscaba la "reeducación" de los presos, sino su bárbara explotación y su exterminio. Y es precisamente de autores soviéticos de quienes quiero hablar ahora, porque allí el género adopta no sólo la forma de tragedia consumada, sino también de farsa, de la comedia absurda, del esperpento si se quiere, y no sólo por el especial humor eslavo, tan dado al exceso, sino tambien por la triste ironía que acompañó a muchos de los prisioneros que padecieron aquellos infiernos siberianos, con temperaturas de 50º bajo cero, y que consistía en que a esos campos iba a parar los anticomunistas, pero también los comunistas; iban los desertores, pero también los héroes; iban los zaristas, pero también los anarquistas; iban los prisioneros alemanes pero también los soldados rojos que les habían derrotado. Es decir, una locura, una locura estalinista. A bote pronto, se me ocurren varias obras maestras. La última que he leído es de Vladimir Makanin y lleva el título de La letra A, relato de un realismo delirante, ejemplo de cómo el delirio más inaudito puede nacer de la realidad más intransigente. O la inacabable serie de Relatos de Kolima, de Varlam Shalomov, implacable deconstrucción de aquel universo helado. U otras donde los campos no son el tema principal, sino una lejana amenaza, un clima viscoso que se infiltra en el alma de la gente, obras como Los hijos del Arbat de Anatoli Ribakov, o esa obra maestra absoluta, cuya publicación fue prohibida durante décadas, que es Vida y Destino, de Vasili Grossman, escritor y periodista que conoció lo peor de ambos mundos. Sí, él fue el primero en entrar en un campo de exterminio nazi tras la liberación. Su testimonio fue usado como prueba en los juicios de Nuremberg. En uno de ellos había sido asesinada su madre. 
        

2 comentarios:

  1. Interesante post Pedro, un tema ese de los "Campos" sobre el que queda mucho que escribir... sobre todo pienso ahora de los "Campos del Franquismo" durante toda la década de los cuarenta... casi medio millón de rojos esclavizados en ellos... y casi nada se sabe... y también tu entrada me ha recordado otro detalle curioso... los "Campos siberianos" fueron instaurados en tiempos de los zares y precisamente uno de sus inquilinos fue el mismísimo Stalin... lo que son las cosas... Un saludo.

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  2. Hola
    Mencionado estaba, aunque fuera implícitamente, al citar Campo de los Almendros de Aub, lo del los campos franquistas. Lo de Siberia es un clásico de la literatura rusa desde Dostoyevski, si bien es ciero que quizá la experiencia del propio Stalin allí le ayudara a perfeccionar su funcionamiento. Gracias por tu comentario y un saludo.


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