definición de la Rae

Desacato. (De desacatar). 1.m. Falta del debido respeto a los superiores. 2.m. Irreverencia para con las cosas sagradas.
La literatura o es desacato o no es nada (creo)

jueves, 19 de marzo de 2015

fetichismo óseo



En el mismo día dos noticias sobre Miguel de Cervantes, las dos relacionadas con su ADN fantasma.
En Madrid se cierran servicios de bibliotecas al tiempo que se abren criptas polvorientas. El legado del vate no está en lo escrito, al parecer, eso no cuenta, sino en su capacidad para aportar prestigios a los carroñeros.
¿Alguien puede explicar la razón de ese afecto por las reliquias? Una superstición católica, seguro. En un país que gusta venerar huesos de santos, Cervantes bien puede ser el santo laico al que adorar en el altar de un ayuntamiento bochornoso.  Puro marketing político para beatas y beatos. Gente que no ha leído en su vida El Quijote, seguramente, ese inextinguible universo de palabras inteligentes,  pone los ojos en blanco ante el magno acontecimiento de unos huesos mudos.   
Botella dice que esta búsqueda épica (sin éxito posible, puesto que no hay ADN con el que cotejar los despojos) es una gran aportación a la historia de España. A su curriculum, en todo caso. Un broche de hojalata a una gestión olvidable, salvo por aquel memorable sketch del relaxing cup of café con leche, cuando los juegos olímpicos nos iban a hacer inmortales. O por el spa de Lisboa, mientras el Madrid Arena era un patio de Monipodio con niñas muertas. ¿Qué hubiese dicho Cervantes en ese trance? Don Quijote se habría lanzado a por ellos al galope. A galopar, a galopar, hasta enterrarlos en el mar. Pero antes habría intentado salvar a las niñas.

 La otra noticia la trae otro genio del humor, Jordi Bilbany. También él se pone a hurgar en los huesos de Cervantes. Afirma que Cervantes era catalán. Bueno, podría ser, a quién le importa. Lo que estremece es su argumento. Cervantes es catalán, según el historiador Bilbany, porque critica todo lo castellano y ensalza todo lo catalán. Ergo, es catalán. Olvida Bilbany que la buena literatura es siempre crítica, especialmente con aquello que conoce. Olvida esa vena de la literatura castellana  que es terriblemente crítica con el país que habita (la picaresca, La Celestina, Cervantes, incluso el conservador Quevedo); “los heteredoxos” los llamaba Menéndez Pelayo; pájaros que ensucian su propio nido, que diría Goytisolo. Da igual. Estremecen mentes tan estrechas como las de Bilbany, pura expresión de hasta dónde puede llegar el sectarismo nacionalista. Según él, Marsé debe ser paraguayo, puesto que critica muchos aspectos de la vida catalana. Yo me siento orgulloso de Cervantes, sí, pero también de Tolstoi, por ejemplo. Qué más da. Lo que causa orgullo es la capacidad del ser humano para crear inteligencia y belleza.
Vamos a dejarles a los nacionalistas (españoles, catalanes, o de donde sean) los huesos de Cervantes, para que se peleen por ellos a dentelladas. Nosotros preferimos leer sus libros.        

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