Cuando
vimos estas fotos, allá por los años ingenuos, debimos recoger firmas
para que sometieran al paciente a un severo tratamiento de
reconstrucción de la personalidad. En vez de eso, algunos se aprestaron a
votarle. Unos para olvidar el GAL, la
OTAN, el corrupsoe y la decepción de la era González; mientras otros lo
hacían para recuperar viejas esencias, aromas épicos y borriquismos
sin complejos que sólo podían llevarnos a la desolación de las batallas y
las cloacas históricas. Una declaración de intenciones tan explícita
como la que muestran esas fotos de reconquista, debían habernos
advertido sobre que la Historia se repite con énfasis de farsa y
vocación de circo. Pero muchos optaron por EL, y el tipo que se
disfrazaba de Cid Campeador materializó sus fantasías y se fue a matar
moros así tuvo la más mínima oportunidad. Recuerden cuando declaró que
su país había sido invadido por el Islam. Quizá no lo recuerden bien
porque lo dijo con acento tejano. Cuando la cruzada en Irak terminó con
sus miles de muertos, y el petróleo en buenas manos, casi nos olvidamos
de EL, porque en el Yanki le pagaban mejor, aunque aquí tenía también
sinecuras ganadas al calor de los favores que dispensó a la nobleza
económica cuando ejercía de Adelantado. Cuando se disfrace de pistolero
del FarWest, que se cuiden los siox de su
larga mirada de repetidor de miserias. Como siempre, Goethe tenía razón:
está fuera todo lo que está dentro. Lo que nos debe servir de lección
para no echar en saco rato los indicios de cualquier infierno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario